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Sistemas de extinción de incendios por espuma de baja expansión

Se considera un sistema de extinción de incendios por espuma de baja expansión cuando la relación de expansión es de valores hasta 20: 1, una relación relativamente baja por lo que la proporción de agua en la mezcla es mayor, siendo en este caso el tamaño de las burbujas menor.

En este caso la solución de espuma es más líquida, por lo que se desplaza más fácil y ágilmente por las superficies.

La ventaja de un sistema de extinción de incendios por espuma de baja expansión, comparado con cualquier otro tipo de sistema de espuma, es la posibilidad de obtener una proyección más grande, un efecto de enfriamiento superior, una mayor resistencia al calor y una mayor resistencia a la reignición debido al elevado contenido de agua.

Los sistemas más comunes de extinción por espuma de baja expansión son:

  • Sprinklers / rociadores de espuma de baja expansión

  • Lanza de espuma para hidrante-monitor

  • Cámaras de espuma para depósitos

  • Vertederas de espuma para protección de cubetos

Aplicaciones específicas de rociadores automáticos

Existen algunas aplicaciones de rociadores específicas para protección determinados riesgos que resultan muy interesantes para el proyectista por su versatilidad y reducción de costes de instalación y/o mantenimiento.

Diseño de instalación de rociadores en modo supresión:

Los rociadores automáticos conceptualmente tienen como misión controlar un fuego, no extinguirlo, y proteger la integridad tanto del inmueble como de las personas que lo ocupan. Sin embargo, existe un determinado tipo de rociador, conocidos como ESFR (siglas cuya traducción sería Supresión Temprana y Respuesta Rápida), cuya acción se basa en una actuación rápida y de una gran concentración de agua para extinguir el fuego de manera eficaz. Este tipo de rociadores disponen de apartados independientes de diseño en la Norma NFPA-13, y están claramente indicados para la protección de grandes almacenes, donde la propagación del fuego es vertical y rápida a través de las chimeneas verticales que se generan entre las cargas. La gran ventaja de estos sistemas frente a los sistemas convencionales es que cuando se cumplen sus condiciones de aplicación no requieren la instalación de rociadores intermedios en las estanterías, necesarios en riesgos extras de almacenamiento a partir de determinadas alturas. Esta reducción drástica del número de rociadores necesarios diseñados conlleva una reducción importante del coste final del proyecto.

Rociadores de cobertura extendida:

Existen rociadores cuya morfología de diseño permite una descarga de agua que abarca una superficie mayor a la especificada en las Normas correspondientes en diseño de sistemas de rociadores automáticos. Dichos rociadores están catalogados dentro de una categoría denominada como ‘aplicaciones específicas’ y su diseño depende de ensayos puntuales concretos para cada rociador en determinados casos. En estos casos el diseño debe efectuarse con unos parámetros de diseño que vienen determinados en la certificación correspondiente y deben estar aprobados por entidades de reconocido prestigio.

Protección de almacenes de productos inflamables con adición de espumógeno:

A pesar que los rociadores no son elementos que producen espuma, ya que su morfología no está pensada para aportar aire a la mezcla agua+espumógeno como sucede con los equipos específicos para la protección con espuma, en ocasiones puede aplicarse espumógeno en la entrada de agua a los sistemas de rociadores para mejorar sensiblemente las propiedades extintoras del agua en la protección de productos inflamables. En estos casos, existen tablas específicas de diseño, ya que debe considerarse parámetros de diseño de mayor valor que para los sistemas de rociadores convencionales. El tipo de agente espumógeno se elegirá en función de los productos que definen el riesgo y el dimensionado hidráulico del sistema será el adecuado al incremento de los parámetros de diseño establecidos. A pesar de todo ello, estos sistemas no mejoran a los sistemas que utilizan la espuma como agente extintor, y que encontraremos en su correspondiente apartado de esta página web.

Existen otros casos muy concretos de aplicaciones específicas, con sus correspondientes normas de diseño, tales como protección para aerosoles, diseño de instalaciones de rociadores para edificios de gran altura, protección especial para almacenes de ropa colgada, almacenes de neumáticos, etc., en cuyo caso pueden dirigirse a nuestro departamento de ingeniería que les solventará todas las dudas que les surjan al respecto.

 

Fuente: Prefire.es

 Parámetros de diseño

Para un correcto diseño de un sistema de protección por rociadores automáticos es fundamental definir de forma clara e inequívoca los parámetros de diseño con los que se va a trabajar, ya que de éstos depende no sólo cumplir con la Normativa vigente, sino también que en caso de incendio las instalaciones funcionen como deben.

Se establecen dos parámetros básicos que deben quedar definidos:

Área de operación:

Se define como la superficie máxima sobre la que se supone, a efectos de diseño, que se descargará agua cuando la instalación de rociadores entre en funcionamiento en caso de incendio.

Densidad de diseño:

Se define como la mínima descarga en unidades de caudal por unidad de superficie que se debe diseñar una red de rociadores determinada. De este dato suele desprenderse el caudal unitario mínimo que cada boquilla descargará.

Todos estos parámetros nos permiten efectuar un adecuado cálculo hidráulico de la instalación, con el objetivo tanto de elegir las secciones de las tuberías necesarias como definir de forma precisa el abastecimiento necesario. Una vez estudiados todos y cada uno de los distintos riesgos protegidos por rociadores se establecerá una demanda hidráulica necesaria, tanto en caudal y presión como en tiempo de autonomía, con lo que quedará definido el tipo de grupo de presión necesario y el tamaño de la reserva necesaria.

 

Fuente: Prefire.es

 

 

Tipos de sistemas de rociadores

Existen básicamente tres tipos distintos de instalaciones de rociadores automáticos, en función de la forma como se descarga el agua sobre el riesgo:

Sistemas de tubería mojada:

Se trata del sistema más usado con diferencia cuando se trata de diseñar instalaciones de protección por rociadores automáticos. Toda la red de tuberías se encuentra en estático presurizada con agua y cuando un rociador actúa porque la temperatura ha llegado al valor de tarado del mismo, se descarga de forma inmediata agua por éste rociador y por todos y cada uno de los que sucesivamente se vayan abriendo por efecto de la temperatura.

Sistemas de tubería seca:

La principal diferencia con los sistemas de tubería mojada es que toda la instalación aguas abajo del puesto de control no se encuentra presurizada con agua, sino con aire a presión. Conceptualmente, los rociadores son iguales en tamaño y factor de descarga y funcionan de la misma forma ya que en el momento que se vacía el aire entra agua, si bien la Norma UNE EN-12845 establece áreas de operación mayores debido al mayor tiempo que tarda el agua en llegar al riesgo. Los puestos de control empleados son sensiblemente distintos a los de los sistemas de tubería mojada e incluso pueden necesitar de un dispositivo acelerador para grandes superficies de diseño. Su principal aplicación se debe a protección de riesgos con potencial riesgo de heladas en la zona protegida por los rociadores. Obviamente, toda la instalación hasta el puesto de control debe estar en una zona protegida de dichas heladas.

Sistemas de acción previa o pre-acción:

Conceptualmente se trata de un sistema de tubería seca pero con la particularidad que requiere de una señal procedente de un sistema paralelo de detección de incendios que actúe sobre la válvula de control para liberar el agua, que llenará las tuberías y se descargará por el/los rociadores afectados por el incendio, de igual forma que en los dos casos anteriores. A pesar de no ser necesario, es recomendable presurizar con aire las tuberías aguas abajo del puesto de control, al igual que los sistemas secos, ya que de esta forma podemos vigilar el sistema ante roturas fortuitas de la instalación a través de un presostato instalado después de la válvula de control.

 

Fuente: Prefire.es

Clasificación de riesgos

Cuando hay que diseñar una protección por rociadores automáticos para un edificio, sea cuál sea éste, hay que identificar su riesgo potencial. Esta definición de riesgo viene definida por el tipo de inmueble a proteger, por los productos combustibles que en él se encuentran, y por la distribución de dichos materiales, ya que la capacidad para controlar y/o extinguir del sistema dependerá de forma muy directa de la cantidad de agua a arrojar sobre el riesgo.

Riesgos

Cuando se trata de diseñar una instalación de rociadores automáticos es básico definir con qué normativa vamos a trabajar. Lo más habitual es hacerlo con la Norma UNE EN-12845, de obligado cumplimiento para diseño de instalaciones de rociadores en todo el territorio nacional. Ocasionalmente, suele recurrirse a otras normativas de reconocido prestigio, siempre que eso suponga una mayor definición ante el riesgo protegido. En este caso es habitual trabajar con la normativa americana NFPA13 para diseño de instalaciones de sprinklers, sobre todo cuando se protegen riesgos especiales no contemplados en la UNE mencionada. Un caso muy típico de aplicación de la Norma NFPA-13 es la protección de grandes almacenes en altura, porque su diversidad de tablas y criterios de diseño permite al proyectista disponer de muchos más recursos para elegir los rociadores más adecuados.

Como apoyo a las normas de obligado cumplimiento existen Reglas Técnicas para el diseño de instalaciones de rociadores automáticos de gran solvencia y que complementan a éstas. De todas ellas, las Reglas Técnicas Cepreven son, sin duda, las más recurridas debido a la gran experiencia de esta entidad en el diseño y evaluación de este tipo de instalaciones.

Red Tuberias

Siguiendo lo especificado en la Norma UNE EN-12845 podemos dividir los riesgos en 4 grandes segmentos:

Riesgo Ligero (para actividades con muy poco riesgo).

Riesgo Ordinario (fundamentalmente para edificios urbanos de todo tipo y pequeños almacenes autosuficientes).

Riesgo Extra de Proceso (para industrias productivas de riesgos importantes en magnitud y concentración de materiales inflamables).

Riesgo Extra de Almacenamiento (para almacenes donde la carga de fuego requiere valores de descarga de agua mayores).

 

Fuente: Prefire.es

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